lunes, 23 de julio de 2012

Misión en Benín 2012

   Es de noche.

   Afuera, en lo más oscuro, se oyen los sonidos de África. Pájaros, ranas, grillos, algún mamífero... todos cantan para anunciar que la vida no acaba al ponerse el sol.



   En esta rojiza tierra, los animales traen dos de los mayores peligros. El primero, el problema de las serpientes venenosas, lo tienen bien controlado. Las casas cortan la hierba alrededor, dejando un ancho claro de tierra que no es del agrado de las serpientes al verse desprotegidas. Así, al anochecer, las serpientes no se acercan a las casas. El segundo peligro está matando a muchos benineses: El mosquito que transmite la malaria. El mosquito en sí no es más que un mosquito que pica, pero la malaria o paludismo, es un parásito muy peligroso que si no se trata a tiempo... lleva a la muerte.






   Lo indignante, cabreante e injusto, es que ya existe la vacuna contra la malaria, pero los responsables de comercializarla quieren exprimir más los productos preventivos y no la venderán hasta el 2015. Para entonces,  decenas de miles de personas habrán muerto porque los responsables no les parece bien comercializarla todavía. Entiendo que si sus hijos tuvieran malaria, tardarían menos de un día en producirla. Pero desgraciadamente, cuando uno se topa con la maldad y egoismo del ser humano, todo es posible.






   Afortunadamente, la otra cara de la moneda, la maravillosa cara de la moneda de la bondad del ser humano, también está presente en Benín. Principalmente en la figura de los misioneros. Es inenarrable el bien que están haciendo y los miles de vidas que están salvando cada mes. Recogen niños abandonados o huérfanos, sacan recursos de donde no hay, construyen hospitales, curan heridas con medios tan simples como el azúcar, rescatan niñas dadas en matrimonio que han escapado de sus casas, proveen de alimento a los que ya no tienen nada que comer, les dan una educación, les enseñan oficios, les consiguen los medios y les enseñan a utilizarlos... y así podría seguir y seguir, porque en Benín se vive la caridad como no he visto en ningún lugar que haya estado. Todo por amor a Dios.






   En cuestión de religiones hay una compenetración muy bonita e interesante. Musulmanes y cristianos conviven en perfecta armonía, de hecho, los musulmanes piden a los cristianos que eduquen a los niños, y les respetan y valoran con admiración por todo el bien que están haciendo. Esto ha llevado a los benineses, en general, a tener la equivocada idea de que el hombre blanco es bueno, porque todo lo que han visto hacer al hombre blanco allí son obras buenas. Hay ciudades en las que hay más musulmanes y otras en las que hay más cristianos, pero si hay que ayudarse, por lo general no falta la ayuda a quién la necesite. Parece mentira que a unos pocos cientos de kilómetros, en Nigeria, se estén asesinando cristianos por los grupos radicales musulmanes, pero es así. En Benín, no hay radicales, y eso permite un cierto progreso y la ayuda.






    Las cosas en Benín son tercermundistas, aunque no es de los peores países, no porque estén bien, ni mucho menos, pero en África los hay que están todavía peor. Se podría decir que están al borde del precipicio, pero todavía no han caído. La impresión que se tiene al recorrer el país es de que todo es una gran poblado de chabolas, incluidas las 2 ciudades más importantes. 






   Aquí habitualmente no se muere de hambre, pues es zona de sequía durante 6 meses, pero también de abundantísimas lluvias los 6 meses siguientes, lo que permite cultivar algo y compaginar los cultivos para conseguir algo de comida. Esto no quiere decir que no pasen hambre. Los misioneros cuentan que muchas personas pueden estar sin comer 2 o 3 días en los meses de sequía, y que les tienen que ayudar para alimentarse. Aún así, desgraciadamente, hay países peores en África, en los que cada 2 minutos muere un niño. Respecto a los niños de Benín, aunque no mueren de inanición hay un gran problema de mal nutrición que se refleja en sus tripas hinchadas y en algunos casos en la extrema delgadez y sus cabezas grandes.








   Los Benineses venden y los benineses compran, ese es el modelo económico que mueve las familias. Por el día todo el mundo vende algo por las calles, o bien en casetas o bien andando. Se puede encontrar de todo, hasta galletas españolas. De ahí supongo se conseguirá algún beneficio que rápidamente desaparece al comprar más productos. Es una sociedad que no conoce lo que es ahorrar o mirar al futuro, y viven al día como gran parte de África.






   En temas de higiene los misioneros intentan ayudarles, pero no es fácil romper las tradiciones arraigadas desde generaciones. Los benineses se pueden llegar a lavar 3 o más veces al día con unas grandes palanganas de aluminio que también sirven para transportar cosas. Sin embargo, allí no se conoce el desodorante o la colonia, y por otro lado sería desaconsejable, pues atrae a los mosquitos. Esto hace que a pesar de que se laven varias veces, debido al calor húmedo que hace, se sude mucho y produzca un olor fuerte que ellos no perciben, pero el europeo que está acostumbrado a una cultura de olores delicados como los desodorantes, perfumes, ambientadores, etc, percibe como algo desagradable. No es que "los negros huelan mal" como habitualmente se dice, es que en los medios en los que se mueven, nadie puede oler bien. De hecho, mi propio olor durante mi estancia en Benín, era una mezcla entre establo y cuadra dificilmente soportable, ni siquiera por mí mismo.






   En muchos sitios ya se ha conseguido que se laven las manos antes de comer, pues comen todos con la mano, y en muchos sitios del mismo cuenco. Sin embargo, lo deseable sería que aprendieran a usar el cuchillo y el tenedor, y así evitar tocar la comida con las manos, que siempre tocan las cosas y se manchan facilmente. Es muy común ver niños llenos de polvo o barro, o cogiendo cosas del suelo que luego se comen. Todo, con las manos sucias por lo general.






   Otra lucha con los niños es conseguir que no vayan descalzos, pues se hacen heridas, cogen hongos y en ocasiones les entran gusanos parásitos en los piés que prefiero no describir, dado lo desagradable del proceso de infección. Impresiona verles caminar descalzos por el asfalto o entre piedras llenas de picos al igual que haríamos nosotros con unas botas de montaña. La planta de sus pies es una suela, pero desgraciadamente, expuesta a heridas e infecciones.






   Hay muchas lenguas distintas en Benín, pero la mayoría se defiende bien en francés, ya que fue colonia francesa. Aún así, en muchos sitios se hace difícil la comunicación al hablar solo algún dialecto de la zona.


   Por contar cosas curiosas de sus cultura, me contaban unas monjas misioneras, que el peor insulto que se le puede decir a un beninés es: "Mal educado", porque eso implica que su familia no le ha educado bien. Es un insulto para él y para todas sus generaciones anteriores, para toda su familia. Así que aunque se piense, conviene no decirlo, porque diremos más de lo que queremos decir y armaremos un lío tremendo.


   Otro tema curioso es que el beninés es muy observador. Es cierto que somos blancos, pero se nos quedaban mirando durante minutos viendo lo que decíamos o cómo jugábamos con los niños o cualquier cosa que hiciéramos. Allí había siempre benineses mirando con curiosidad. 


   Un honor muy grande es hacer una visita. El visitado se siente honrado, porque una visita significa que te importa, que le quieres. Si encima eres blanco, el honor es mayor. No imagino a pensar que sentirían al ver que les visitábamos, que limpiábamos sus inodoros, sus hospitales, que jugábamos con sus hijos y lo pasaban genial...






   La delincuencia no es muy grande en Benín. En las ciudades grandes hay un poco más, pero en general en los pueblos no hay delincuencia. Es algo notable y loable. Se valora mucho la honra de la persona y la palabra dada. Desgraciadamente, la pobreza del beninés le lleva muchas veces a no hacer las cosas por caridad, sino por interés. También hemos de recordar que la caridad viene de la cultura cristiana, y ellos están empezando a conocerla. Con los blancos son muy amables, pero detrás de la amabilidad, con gran frecuencia hay un interés por conseguir hacerse amigo de aquél que le puede dar dinero. Cuando vas a comprar algo, si eres blanco te pondrán un precio más alto del que vale, porque entienden que no sabes el precio de las cosas, que tienes dinero y que lo vas a gastar. Es una pena, pero es así. El deseo de dinero enturbia lo que muchas veces parece amabilidad. Por otro lado es normal, ya que provienen de otra cultura y además están pasando necesidad.


   En otros temas de moral se está trabajando, pero todavía queda mucho camino por recorrer. Los benineses son polígamos, por tanto la mujer pinta poco, y la fidelidad no es un valor destacable. Además, la mujer se encarga de trabajar prácticamente todo el día, mientras el hombre puede trabajar en el campo y hasta descansar por la tarde, salvo que venda algo por la calle. También se dice que por poco dinero muchas mujeres no tienen inconveniente a tener relaciones. También hay que decir que el SIDA está a la orden del día y no hay actuaciones para frenar la promiscuidad.


   Otro tema es el de los casamientos concertados con niñas hasta de 7 años. Un tema que poco a poco va cambiando a medida que los misioneros van haciendo presión en este tema. Muchas niñas se escapan de casa y acaban en orfanatos de los misioneros.






   Hay dos cosas que sorprenden en seguida de los benineses: sus coloridos trajes y su belleza. Los benineses son de una raza con gran belleza. Valgan unos ejemplos para mostrarlo:


















   Como veis, aunque no todo el mundo goza de belleza, es una tónica general encontrar personas que sorprenden por la belleza de los rostros.


   Respecto a las ayudas. De España llega mucha ayuda, sobre todo de Manos Unidas y órdenes religiosas, parroquias, etc. También ayuda mucho apadrinar un niño, pues eso le asegura unos estudios y en muchas ocasiones el poder pagarse medicinas que necesite. Aún así me advirtieron de que hay que ir a sitios seguros y probados, pues algunas ONG's gastan excesivo dinero del que reciben en lujos que no son necesarios, y ese dinero no llega a los benineses jamás.


   La mejor ayuda no es mandar libros o medicinas o lo que sea. Lo mejor es ingresar directamente dinero, pues así se evitan gastos aduaneros y postales que encarecerían y sería tirar dinero.


   La sanidad en Benin es para salir corriendo. Como la gente es pobre, te exigen pagar antes de atenderte, sino no te atienden. Podría parecer egoista, pero es que los hospitales tampoco tienen dinero para pagar el material, así que cada uno tiene que comprar el material que necesite. Por poner un ejemplo: Te caes de una escalera y te abres la cabeza. Vas al hospital. Si no tienes dinero nadie te atenderá, pero si tienes dinero te dirán el material que debes comprar para que te puedan atender, es decir, aguja, hilo, gasas, un desinfectante, tiritas o una venda, etc. Y todo lo encontraremos en una farmacia. A un amigo al bajarse del avión le dio un cólico nefrítico, y tuvo que comprar una sonda por si le sondaban, un bote de suero y su correspondiente goma con las agujas para ponerte la vía, otro bote de antibiótico, que como norma general siempre te lo ponen te pase lo que te pase, etc. Como veis, lo difícil es no morirse en Benín. Muchas gente que enferma de Malaria muere al no tener recursos. Si cae en manos de los misioneros les ayudarán con lo que tengan en ese momento, pero si los síntomas están avanzados, la quinina, que es el remedio más potente, no conseguirá salvarle.


   De entre la fauna más común que he podido ver, hay unos lagartos muy comunes, grandes como un antebrazo, de cabeza naranja y cola amarilla. Abundan mucho y son buenos para comerse las arañas.


   También eran muy comunes unos alargados animalitos del tamaño de una salchicha alargada y con miles de patas. Eran inofensivos y hasta graciosos.


   También vi grandes polillas del tamaño de la mitad de una mano, que asustaban cuando se te acercaban. Y para sustos los que daban los murciélagos, que son del tamaño de palomas. Impresionante tamaño el de estos mamíferos, que te pasaban por la cabeza y si te dabas cuenta te pegabas un buen susto, aunque no hacen nada malo.


   Por la carretera se veían los famosos termiteros gigantes, y aunque aquí no son tan grandes, los que vi tendrían metro y medio de alto e imponían mucho.


   Respecto a las flores vi pocas, pero bonitas. También muy dignas de ver.


























    Los animales también han generado anécdotas. Hay un tipo de hormigas que cada varios días hacen crecer el cuerpo y les salen alas. Hasta aquí muy parecido a lo que pasa en España. Sin embargo la diferencia viene en que las hormigas son bastante grandes y las alas son del tamaño de una libélula. Si le sucediera a 4 o 5 hormigas sería pasable, pero este cambio lo experimentan cientos de hormigas, que por la noche llenan los fluorescentes produciendo un zumbido inquietante y pasando por las cabezas de todos. Realmente no hacen nada, pero asusta cuando te pasa una cerca o se te posa encima. A la mañana siguiente, han muerto, y solo quedan las alas en el suelo. El cuerpo es retirado por el resto de las hormigas.


    Estas hormigas con alas las recogen para alimento de animales y consumo propio en algunos lugares de Benin.




    Otra anécdota curiosa fue lo que hicieron varios niños que recogimos para jugar con ellos. Cazaron 2 grillos del tamaño de una croqueta grande, les quitaron las patas y los chupaban a modo de juego. Lo peor es que se te acercaban para ofrecértelo y te pegaban el susto padre cuando te acercaban algo que tenían en la mano, y que no sabías lo que era, y descubrías que era un animal bastante grandecito. Nadie sabía que estaban muertos, así que la reacción general era el grito. Como vieron que le pasaba a todo el mundo, lo hicieron con todos... y se partían de risa. Bueno, por lo menos, su risa era para nosotros algo precioso.


    No puedo pasar tampoco sin mencionar que Benín está plagado de Baobabs, no como los altos y grandes que conocemos por las fotos, sino todavía jóvenes ejemplares, pero no por ello dejan de impresionar. Tienen unas flores grandes colgantes y unos frutos grandes como cocos.








    De entre las cosas curiosas, conocí a una persona de raza pigmea. Medía cerca de medio metro y su voz era muy aguda. Si habéis visto la película 'Charlie y la Fabrica de Chocolate' sabréis que los "Umpalumpa" son pigmeos. Esta mujer era exactamente igual con la misma voz. Lo más cómico es que esta mujer era la Madre Superiora de una orden religiosa. Me pareció simpático saber que la superiora era realmente la 'inferiora' en estatura.  


   Respecto al agua de Benín, conviene no beberla directamente del grifo. En algunos sitios la cuecen para matar las bacterias. En otros la pasan por un par de filtros que la convierten en potable. La solución más rápida es beber agua mineral, que la venden en muchos lugares.


    En las casas en Benín, podemos hacer ciertas diferencias. En la ciudad tenemos muchas casas de cemento. Gran parte sin terminar. Bien sea porque se les acaba el dinero o porque si una casa está sin terminar, aunque se viva en ella, se pagan menos impuestos, por eso muchas casas están sin pintar, con el cemento visto e incluso varas de hierro asomando, a pesar de que en ellas vive gente.


   En la ciudad también están las chabolas o casas tipo chabola que se ven por todas partes.


   Si salimos de la ciudad, pasamos al adobe con barro y paja, que es el material por excelencia. En ocasiones refuerzan con cemento lo que rodea las puertas, pero poco más. Hay casas rectangulares con techo uralita y muchas chozas circulares con techo de palos que cierran de distintas formas para que no entre agua. A veces simplemente poniendo una palangana al revés.









    Hay otro tipo de casa más grande, en la que vive toda la familia y que no todo el mundo puede construirse, porque exige dejar las cosechas para ponerse a construirla. Por fuera parece una pequeña mansión o castillo y es toda de adobe. Tiene 2 pisos. Abajo viven los hombre y arriba las mujeres. Los conos de palos no son solo el techo, sino habitaciones superiores. Por fuera tienen adornos en el adobe, y en algunos sitios mezclan la religión con sus creencias antiguas animistas, mezclando la cruz de Jesús con la quijada de una cabra para ahuyentar los espíritus. Es algo que a los misioneros les cuesta mucho erradicar. Por un lado quieren transmitirles la alegría de la fe, pero durante generaciones y generaciones sus creencias les han llenado de miedo a los espíritus, por eso viven temerosos en vez de esperanzados. Por algo Benín es de donde surgió el Vudú.



   El interior de las casas es oscuro, sin luz. Ennegrecido por el humo de la cocina, y dentro se puede encontrar de todo. No es necesario explicar que el olor dentro es malo malo.






   Uno de los temas curiosos de Benín son los coches. En la ciudad puedes encontrar grandes 4x4, mercedes, BMW, Toyota, etc. Pero eso es raro. Lo más habitual es ver motos por miles y coches de los años 80, como el Peugeot 505. De ahí para abajo. 

   Como la gasolina está a precios europeos y no pueden pagarla, pero la necesitan, se suelen juntar muchas personas en los coches para pagar entre todos la gasolina y aprovechar los viajes. De igual manera cargan las bacas de los coches de manera peligrosísima, pues desnivelan completamente el centro de gravedad de los automóviles, y en las curvas se inclinan muchísimo. Recuerdo haber contado en una furgoneta Ford antigua, 23 personas apretujadas. Con las motos hacen lo mismo. Suelen ir sin casco y varias personas en la moto. Llegué a ver hasta 5 personas (2 adultos y 3 niños). Pero no se conforman con eso, la moto también es vehículo de carga, y lo cargan absolutamente todo, desde sacos de carbón de metro y medio, hasta barras de hierro. En una moto vi 2 personas y delante 2 cabras. El que iba detrás en la moto llevaba en la mano una jaula con un pollo.
  
   Los camiones son todavía más antiguos, puede que de los años 60 o menos. Se ven muchos camiones averiados por la carretera.


     La gasolina se vende en gasolineras, por supuesto, pero la mayoría se vende al borde del camino en botellas o garrafas, y suele estar adulterada. Esto hace que algunos vehículos echen un desagradable humo color blanco que huele fatal.


     Y en fin, así es un poco Benín, un país que tiene mucho que ofrecer, pero que todavía no lo sabe. Un país que necesita mucha ayuda y depende mucho de nosotros.